Desde muy joven sentí la fuerte convicción de querer ayudar y acompañar a las personas en sus momentos de dificultad, especialmente cuando hay una fuerte necesidad de encontrarle sentido a eso que llamamos existencia. Me formé como psicóloga en la Pontificia Universidad Javeriana de la ciudad de Bogotá, Colombia; con un enfoque en terapia familiar sistémica, desde donde se percibe a cada ser humano como parte de un todo, porque siempre pertenecemos y estamos conectados a algo más grande que nos contiene e influye en la forma en que percibimos la vida, en este caso particular ese todo es nuestra FAMILIA.
Salí de esta formación fortalecida y emocionada por compartir mi saber con el mundo, mi motivación siempre fue establecer una conexión especial con los seres que me rodeaban y especialmente con quienes buscaban mi ayuda. Desde esta mirada, las personas que se encuentran con sus “problemas, enfermedades o síntomas”, tienen la posibilidad de descubrir que su mal, no es ni se encuentra dentro de sí mismos, sino que aquella situación que impide el bienestar, está siempre influenciada por factores que van más allá de la mente y la propia comprensión, lo que lleva a repetir y recrear siempre el mismo panorama de infelicidad. Por eso y más razones, me enamoré de mi profesión, apasionada por la idea que querer mostrar a otros que como tú, quieren darle una luz a sus “problemas”.
¡Bueno y ahí estaba yo queriendo salvar el mundo! En mi experiencia laboral trabajé con personas en situación de vulnerabilidad, niños, jóvenes, adultos, explorando diversos contextos y siempre buscando la magia que envuelve a la conciencia humana. Convencida de querer siempre llegar a la profundidad de cada ser, empecé a sentir que algo faltaba, había un vacío que nada llenaba. Quería estar para otros y me había olvidado de mí misma, fui yo quien siempre enfermaba, se sentía débil, era a veces víctima y otras veces me encontré perdida en la vida. Pero ¿Qué hace uno cuando esta tan aburrido con lo que hace en su día a día?… Yo no lo sabía, me faltaba mucho en ese entonces para entender que estaba lejos de conseguir lo que mi corazón quería, pero cuando te abres a entender que a veces no tienes el poder de controlarlo todo y pides guía, te escuchas a ti mismo, atiendes tu intuición, te haces tú prioridad, enfrentas los temores, te cuestionas lo que pasa a tu alrededor y te desprendes del que dirán… créeme, las cosas se van transformando y las respuestas acertadas llegan.
SIGUIENDO EL CAMINO DEL CORAZÓN…
Me lancé a apostar por mi verdad, al valorar mi convicción de querer hacer algo más allá en mi labor (y por mi propia felicidad) inicio este camino con el REIKI, lo cual me llevó a experimentar procesos internos de transformación personal, reconociendo que somos más que mente y cuerpo físico. Me enfrento entonces a darle sentido y valor a mi propósito de vida, ese que me comunicaba como luchar sin cansancio por mis sueños. Voy construyendo mis propias ideas y adquiriendo nuevas herramientas para la sanación holística comprendiendo los bloqueos como desequilibrios a nivel físico, emocional, mental y espiritual que alejan la vida que anhelas experimentar.
Los duelos, rupturas, crisis, dolor, sufrimientos, experiencias traumáticas, confusión, apegos, pérdidas, e infinidad de situaciones difíciles de la experiencia vital, no son más que oportunidades para trascender en la evolución de tu alma, el cambio empieza desde adentro y sólo basta una decisión determinada para dar el primer paso alcanzar tu propia definición de felicidad. Permíteme acompañarte a encontrarte con tu verdadera esencia y despertar tu potencial creador para lograr la armonía, abundancia y satisfacción que mereces.
“Yo te recuerdo: nada es permanente, todo es transitorio y cada situación de conflicto llega a tu vida para brindarte el aprendizaje que – al permitirte descubrir- te regala la sabiduría para avanzar un peldaño más hacia el reencuentro con tu esencia divina, esa infinita fuente de luz y amor que ha habitado siempre en ti.
